Empleabilidad

Qué es empleabilidad y 5 características de las personas empleables

Un asunto que crece en importancia cada día en los medios de comunicación, en cierta literatura y en la vida cotidiana de las personas, es el referido a saber cómo buscar empleo.

Entiéndase por esta expresión aquel conjunto de conocimientos y destrezas prácticas que una persona debe poseer para realizar una búsqueda sistemática de trabajo.

Naturalmente, saber buscar empleo no equivale a hallarlo de inmediato o cuando se quiera. Significa específicamente que la persona es capaz de utilizar los medios y vías más convenientes para anunciarse y ofrecerse como profesional en busca de ocupación.

Cuando se habla de “empleabilidad” se trata de una corriente actual de la administración de negocios o “management.” Sobre ella se imparten conferencias, se escriben artículos y hasta hay empresas consultoras especializadas en “outplacement” o recolocación de personal despedido o sin trabajo.

 

En verdad, la “empleabilidad” o el cómo hacerse “empleable” no son nuevos. Los estudios tal vez más antiguos sobre el tema nacieron allá por los años treinta durante la depresión económica y estrechamente vinculados a trabajos principalmente dirigidos a entender el desempleo como experiencia psicológica.

La bibliografía más reciente responde a los tiempos actuales, una época de intensa competencia global, cambio tecnológico y empresarial. Hoy la lealtad entre empresa y trabajador es algo relativo.

Desde el lado de las organizaciones, factores como la desindustrialización y el auge de la pequeña empresa parecen haber trastocado el vínculo. En una era en la que las empresas mutan con gran facilidad, los enormes contingentes de empleados dejaron de ser una constante. Desde el lado de los trabajadores, hoy resultaría profesional y psicológicamente perjudicial querer perennizarse en un mismo empleo por muchos años. Al ritmo en que se multiplica el conocimiento y evoluciona la tecnología, una prolongada estadía sin cambios en un puesto significaría desfase y caducidad.

Algunos autores señalan las siguientes características como distintivas de las personas con mayores posibilidades para conseguir empleo:

1. Saben dotarse de una disposición psicológica especial

Aprecian el desempleo o el tránsito de un puesto a otro como una oportunidad de realización personal y profesional. Han aprendido a dominar sus estados de ánimo y sus afecciones, incluyendo la depresión y la frustración.

2. Procuran autoconocerse en profundidad

Procuran autoconocerse en profundidad.

3. Se esfuerzan por mantenerse actualizados

No descuidan la adquisición de nuevo conocimiento ni el cultivo de las nuevas tecnologías.

4. Mantienen el contacto con su entorno

Permanecen constantes en procura de su objetivo, un empleo, y aprovechan toda ocasión de cultivar nuevas relaciones sociales que amplíen su gama de oportunidades.

5. Dominan medios de expresión y herramientas de búsqueda

Se preocupan por mejorar su presentación personal, su comunicación oral y gestual. Continuamente analizan y reestructuran su currículum vitae, resumen u hoja de vida. Hacen un uso prolijo del teléfono, los diarios, la Internet, los e-mails, etc.

 

Estos autores quieren, en síntesis, inducir al lector desempleado o deseoso de mudar de puesto a ser agresivo, ambicioso, seguro de sí mismo, versátil, profundo conocedor de sus fortalezas y debilidades, persistente y siempre dispuesto al cambio.

Pero más allá de sugerentes intuiciones y consejos de autores de libros exitosos, conviene reparar en los hallazgos de la investigación psicológica. La intensidad con la que una persona busca empleo ha mostrado ser una herramienta confiable para predecir su éxito en hallarlo. Varios estudios muestran que la importancia que el sujeto le otorgue al hecho de tener un trabajo, así como su mayor o menor confianza en que lo conseguirá, afectan el empeño que desplegará para hallarlo. Así lo descubrieron Alvaro, Garrido y Torregrosa, (Psicología social aplicada, 1996): “…bajas expectativas de encontrar trabajo, una actitud negativa hacia la búsqueda de empleo y menores niveles de implicación en el trabajo estaban asociados a una menor intensidad en la búsqueda de empleo (p. 139)”.

Finalmente, otras investigaciones concluyeron que mientras más largo es el período sin empleo, disminuyen las expectativas de encontrarlo, aparecen actitudes negativas hacia la búsqueda y decae la intensidad de esta última. Y todo ello inmerso en un decaimiento psicológico (Alvaro, Garrido y Torregrosa, 1996). En el siguiente gráfico trato de representar este proceso.

Esto significa que mientras más tiempo permanezca una persona sin trabajo, tenderá a desanimarse, lo que mermará sus esperanzas de conseguirlo, generará pensamientos y emociones negativas y, lo más evidente, afectará el comportamiento efectivo de búsqueda, disminuyéndolo de hecho.

Por supuesto, hay que considerar que el desempleo no afecta a todas las personas por igual. Aquí intervienen lo que los psicólogos llamamos diferencias individuales. Es decir, el desempleo nos afectará de un modo algo peculiar según, por ejemplo, nuestra edad, nuestro estado civil, nuestro nivel socio-económico, la etapa de nuestra carrera, nuestra personalidad, nuestro estilo de vida, la forma de cuidar nuestra salud, etc. Es más, hasta podríamos agregar que algunas personas incluso desarrollarán síntomas físicos o psicosomáticos producto del estrés que les genera el desempleo.

 

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